EL PARKINSON CON NUESTRAS PALABRAS

Cuando a las personas nos diagnostican una enfermedad degenerativa con un nombre conocido, “el parkinson”, lo primero que hacemos es intentar infórmanos y nos damos cuenta que desconocemos totalmente de qué se trata. Que lleva el nombre de un doctor, que la estudió hace más de 100 años y que hoy aún se desconoce cómo curarla o frenarla.

Los afectados de parkinson que escribimos en este libro, lo hacemos con la intención de dar a conocer y hacer comprender mejor esta enfermedad, ayudar a muchos afectados que la desconocen y se van encontrando con sorpresas a lo largo de este viaje. Y a los cuidadores, y familiares, que sin poder de elección, ven modificados muchos aspectos en la relación familiar.

· Nosotros los afectados directos, ¿Aceptar la enfermedad? Nunca, pero sí intentar adaptarse lo antes posible a las situaciones que se creen y así vivir el presente sin hacer demasiado caso al futuro.

· A los cuidadores y familiares, ¿Aceptación? Sí, con paciencia y tranquilidad pues es lo que hay y hoy día no se puede cambiar, el cariño acompañado de una actitud positiva es necesario para afrontar los retos que se plantean al EP.

· Entidades que dan soporte al colectivo de afectados, ¡Gracias! Especialmente a las personas que las representan, que son sin duda las que las hacen grandes.

· Doctores, para nosotros es muy importante la empatía con ustedes.

· Investigadores, vuestros deseos y nuestra esperanza son sin duda los pensamientos más deseados.

· Políticos, no os deseamos nuestro padecer, pero si os pedimos vuestras decisiones hacia una mayor inversión destinada a la investigación.

· A todos en general, decirles que “informarse es empezar a ayudar”. Si a alguien le ha ayudado a conocer y comprender mejor nuestra situación, el objetivo de este libro está cumplido.

Un abrazo Parkinsoniano

Antonio Olmo


jueves, 24 de marzo de 2011

La estimulación cerebral profunda
La estimulación cerebral profunda es un procedimiento quirúrgico usado para tratar una variedad de síntomas neurológicos invalidantes, más comúnmente los síntomas debilitantes de la enfermedad de Parkinson, tales como el temblor, la rigidez, el agarrotamiento, el movimiento lento y los problemas para caminar.  El procedimiento también se usa para tratar el temblor esencial, un trastorno neurológico común del movimiento.  Actualmente, el procedimiento se usa solamente en pacientes cuyos síntomas no pueden ser controlados adecuadamente con medicamentos.
La estimulación cerebral profunda usa un dispositivo médico implantado quirúrgicamente operado por una batería llamado neuroestimulador—similar a un marcapasos cardíaco y aproximadamente del tamaño de un cronómetro—para enviar estimulación eléctrica a áreas específicas del cerebro que controlan el movimiento, bloqueando las señales nerviosas anormales que causan el temblor y los síntomas de la enfermedad de Parkinson. 
Antes del procedimiento, un neurocirujano usa la captación de imágenes por resonancia magnética (IRM) o la tomografía computarizada (TC)  para identificar y ubicar el objetivo exacto dentro del cerebro donde las señales eléctricas nerviosas generan los síntomas de Parkinson.  Algunos cirujanos pueden usar el registro con micro electrodos, que involucra un cable pequeño que monitoriza la actividad de las células nerviosas en el área objetivo—para identificar más específicamente el objetivo cerebral preciso que será estimulado.  Generalmente, estos objetivos son el tálamo, el núcleo subtalámico y el globo pálido.
El sistema de estimulación cerebral profunda consta de tres componentes: el electrodo, la extensión y el neuroestimulador.  El electrodo, un cable delgado y aislado, se inserta a través de una pequeña abertura en el cráneo y se implanta en el cerebro.  La punta del electrodo se posiciona dentro del área objetivo del cerebro.

La extensión es un cable aislado que se pasa bajo la piel de la cabeza, el cuello y el hombro, conectando el electrodo al neuroestimulador.  El neuroestimulador (el "paquete de baterías") es el tercer componente y generalmente se implanta bajo la piel cerca de la clavícula.  En algunos casos puede implantarse más abajo en el pecho o bajo la piel sobre el abdomen.
Una vez que el sistema esté colocado, se envían impulsos eléctricos desde el neuroestimulador hacia el cable de extensión y el electrodo dentro del cerebro.  Estos impulsos interfieren y bloquean las señales eléctricas que causan los síntomas de Parkinson.




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